Poemas cortos de Amor

FLOR DE MI INFINITO DESIERTO

Abrigo la esperanza de un destino oscilante y caprichoso
cuando la carcoma penetra en mi alma con trazos de agrietada palidez;
sólo tus ojos me invitan a respirar la íntima belleza del universo ideal
y tu sonrisa de primavera compone filigranas en mi corazón ausente.
Te busco entre los senderos de mi gloria siempre imaginada
si tu recuerdo pinta de inmaculado tono las vetas de mi espíritu;
te abrazo entre sombras fantasmagóricas que habitan en mi noche
cuando tu esencia se esboza en mi primer pensamiento de alborada.

Leo en tu mirada de verde acuarela versos de amor aflorando desde la nostalgia,
romances de terciopelo que revolotean sobre anhelos del pasado;
como en una esfera de pausada melancolía que tiñe de mar mis desvelos
brotan mis lágrimas en el deseo de contemplar tu rostro en la eternidad.
Flor de mi infinito desierto que perfumas el aire de mi turbia soledad
cuando acaricias mi presencia como sol de atardecer en los bulevares;
escondo mi lírico beso en las esquinas de la inocente inconsciencia
y me siento cautivo de tu añorada imagen en el vacío de mi estancia.

Instinto de pasión aletargada en los estrechos cauces de mi existencia,
brillo selenita que engalana los márgenes de mi doliente balada;
contemplo tu pelo sedoso bailando al aire de los aleatorios vientos
y descienden mis párpados al no soportar el brillo de tu hermosura.
Quiero sentir el poder de tu ardiente energía en mi desangrado seno
para caminar sonriendo por las amargas rutas que guían a la incertidumbre;
eres el dulce sueño que ilumina de fantasía la angustia de mi decadencia
cuando impregnas de vivos colores la paleta de mis extraviados afectos.
¡Cómo me hubiera gustado bucear entre los sortilegios de tu evocadora estampa!
Sentir tus delicadas manos en las mías bajo la fina lluvia de otoño;
el rocío desprendido de la mañana me acompaña en la penumbra de mis sentimientos
cuando trato de adivinar tu reflejo en el remanso de las aguas cristalinas.
Recibo tu cariño plateado sobre los mimbres que cimentan mi vanagloria
al tiempo de despedirme en la impaciente espera de tu próximo retorno;
envidio todo cuanto tocas, todo cuanto posees, todo cuanto abarcas, todo…
Y me siento celoso hasta de las volutas que compones al declamar tu discurso.

Ilusión de guirnalda y caramelo sobre un campo de amapolas que te imitan
cuando presiento tu sin par compañía entre murmullos cadenciosos;
Alzo mi vista al firmamento para encontrar aquella estrella resplandeciente
y depositarla con mimo entre tus brazos como prueba de mi humilde voluntad.
Muero por ti en los gélidos huecos que tu lejanía provoca en el adiós
mas la vida me vuelve a fluir cuando me deslumbran tus destellos de ámbar;
No hallo ya palabras para enmarcarte en mi libro de estrofas enamoradas
porque ya no existen más adjetivos para definir el encanto de tu silueta.

¡Amor de esmeralda! ¡Sagrado fruto de mi ambrosía! Eres mi princesa legendaria
como así narran los cuentos de nobles caballeros que deambulan sin rumbo;
confesar que te quiero es poco; declararte mi ciego amor es aún menos…
Sólo persigo tu perenne felicidad bajo el solidario palio de mis antojos
porque si tú eres feliz más lo seré yo aunque me condenes en la caverna del olvido.
No arrimo mi súplica a un fugaz período de escenas envueltas en simple emoción
porque no quiero poseerte, sino tan solo poder desearte… Y cada día más.

MURMULLO EN VOZ SILENTE

Dama de amor ausente,
beso apagado,
murmullo en voz silente,
corazón envolvente,
cielo estrellado.

Rosa de primavera,
sed de ambrosía
llama de luz sincera,
verso escrito en mi esfera,
trazo en poesía.

Alma en sello dorado,
brillo emergente,
suspiro derramado
como un grito apagado,
eco latente.

Labios de fantasía,
piel marinera,
velo de alevosía,
altar de pleitesía,
llanto en la espera.

Idilio de añoranza,
canto en olvido,
sendero de esperanza
al aire de romanza,
dulce silbido.

Cabello que propicia,
crisol de cielo,
en mano mi caricia
como norma en justicia,
paloma al vuelo.

Iris de miel tus ojos
ayer celestes,
sueño de mis antojos,
llave de mis cerrojos,
selvas agrestes.

Aurora en terciopelo…
Tú, mi delicia,
tu afecto, mi consuelo…

Al abrir mi desvelo…
Tú siempre… Alicia.

TU SONRISA AL COMPÁS DE UNA BALADA

Aguas de invierno golpean mi ventana,
sombra de ocaso oscurece la tarde,
viento desnudo susurra en pavana,
nubes plomizas exhiben su alarde.

Lecho vacío recuerda tu ausencia,
voz apagada en lamento angustiado,
gotas que fluyen buscando tu esencia,
suspiro en amor de instante añorado.

Imploro a la noche tu luz brillante,
tus ojos de perla envueltos en flor,
tus labios de cielo en rosa galante,
tu ensueño de vida en dulce color.

¡Cómo he de suplicarte en la distancia!
Si mi anhelo es un grito de ilusión
que impregna mis estrofas de fragancia
al perfume de tu ardiente pasión.

Idilio entre rejas de mi morada,
estrella que reina en mi anochecer,
tu sonrisa al compás de una balada
con notas de luna por componer.

¡Ay, noble princesa de mis desvelos!
¡Ay, dama que enloquece mi razón!
Quisiera abrazarte entre mis consuelos
con el presente de mi corazón.

TAN SOLO DESEO TU FELICIDAD

Tan sólo deseo tu felicidad,
tus ojos abrazados a la melancolía,
tu sonrisa adornada en luces de fantasía
entre los aires de tu libertad;
y yo perseguiré tus huellas en lejanía
cuando así disponga tu voluntad.

Amarte será mi dulce ilusión,
mi sincero cariño embriagado en tu añoranza,
mi beso oculto en los senderos de tu esperanza
bajo instintos de desnuda pasión;
y nadarás sobre los mares de mi alabanza
con estrofas labradas de emoción.

Leve será mi grito en tu partir,
mi lamento al ocre tono de tu despedida,
mi llanto de pujante nostalgia arremetida
en la ingesta de un amargo elixir;
y alzaré mis manos sobre luna enrojecida
por el cáliz de mi sangre al morir.

Imagen de Gioconda al despertar,
tu poema me acaricia como brillo en la noche,
tu espíritu me impregna de existencia en derroche
cuando mi fuerza se haya de apagar;
y moriré entre las penumbras de medianoche
con mi alma entregada junto a tu altar.

Como una princesa en sueño infantil,
tu estirpe me evoca valles de bruma plateada,
tu aliento reconstruye mi causa derrotada
al terciopelo de tu voz gentil;
y sólo he de ofrecerte mi rosa enamorada
con notas pautadas sobre el atril.

Induces a mi ciencia en bendición,
mis anhelos ascendiendo a tu dócil figura,
mis estigmas marcados en fuego de amargura,
con sólo el calor de tu condición;
y mi voz se agrieta entre arrebatos de locura
cuando dejas mi lecho en aflicción.

¡Amor entre brisas de primavera!
Tu universo de gloria quiero yo recorrer
tu mundo de claras nebulosas por prender
sobre los fuegos fatuos de mi hoguera;
y entre las esquirlas de chispa por encender
te amaré por las sendas de tu espera.

Tan sólo deseo tu felicidad,
tus ojos abrazados a la melancolía,
tu sonrisa adornada en luces de fantasía
entre los aires de tu libertad;
para pintar de verde cariño tu elegía
y ser lo que elija tu realidad.

TUS OJOS DE AMBAR ANTAÑO CELESTES

Alma de blanca luna por momentos,
íntimo el rosal prendido en tu piel,
riegas con agua clara los lamentos,
maquillas tu sonrisa en dulce miel.

Cercana es tu mirada en la distancia,
intensa en el color de su virtud,
alegre por los tonos de elegancia,
alegre… Derrochando juventud.

Nace tu cabello en fuente de río,
idónea frescura en mis soportales;
ambientas con tu esencia de rocío
el jardín de mis hechos ancestrales.

Nada esconde mi cariño al desnudo,
nada esconde mi deseo por doquier,
la libertad de tu voz sin embudo,
la ternura con que exclamas: Javier…

Y al frenesí de mi canto estampado
pulsan mis ritmos las notas agrestes
que aplacan de rito al mundo encantado…
Tus ojos de ámbar antaño celestes.